It is pretty much public knowledge by now that I love travel beyond words. I have been passionate about it ever since I can remember. My grandma always tells me stories of how excited I would get to go on an airplane back when I was a toddler, and I clearly remember playing with my Barbies and locating all my little imaginary Barbie adventures in cities like Paris and New York. So it seems to me like I was just born with the passion to travel and wander.
What I wasn’t born with is a natural ability to pack efficiently. I have a slight tendency -read strong compulsion- to overpack. Every time a trip comes up, I fantasize about being able to magically teletransport my whole closet over to wherever I’m going. Such fantasy has become even more recurring ever since airlines decided to start charging for luggage. It’s not so much that I hate the physical act of packing, but the anxiety of trying to decide what to wear in advance is what really stresses me out. I usually pick what to wear according to my mood, which of course it’s hard to predict days prior, so that’s why I like to pack, ahem, options.
For the longest time, my packing technique consisted of randomly throwing things in my suitcase without planning any specific outfits. That made it really difficult to put an outfit together just the way I wanted it though. I would always find that I had left the perfect pair of shoes or the right necklace for a particular look at home. So in recent years I started planning every detail, from head to toe, about every outfit I’m taking with me, including one daytime look and nighttime look for every day I’ll be traveling, plus any extras I can fit in without going over the baggage weight limit. Sometimes this process can even be fun, especially when I am well acquainted with the cities I’ll be visiting. Nonetheless, occasionally I still end up frustrated once I’m at my destination and find that for some reason what I pack is not suiting my mood.
This time however, it’s a different type of trip. I’m going to a different country, to a city I’ve never been to, and I’m staying there for 7 weeks. Actually, that situation is not so new to me, I’ve sort of been in it before. When I was 20 years old, I decided to take a backpacking trip through Western Europe, for two months, by myself and taking only a week worth of clothes in my 25 lbs backpack… but I’ll tell you that story some other time. The difference between that trip and this one is that now I actually care what I’ll look like! I’m not talking obsessive vanity, just the plain desire to look somewhat presentable. I mean, on my Europe trip I didn’t even pack tweezers for heaven’s sake… oh the shame that comes with the memory of my bushy eyebrows… one can get away with that sort of thing at 20, right?
Anyway, I am really freaking out about packing for Canada since I obviously can’t plan a different outfit for every single day I’ll be there, but I don’t want to be wearing the same things over and over again for all 7 weeks. So the real challenge is to figure out what items will give me the most number of combinations when remixed. I have 5 days to make my packing choices, and more than ever I need to pack smart, especially because there won’t be any room for extras and overpacking, a thought that can almost throw me into a panic attack.
I guess what I’m trying to say here is, please, if you happen to have any packing tricks or advice, I am all eyes and would love to read about them. Don’t be shy, you can share your ideas leaving a comment below or if you prefer, you can send me an e-mail to abril@abrilscorner.com. I would really appreciate it!
~ o ~ o ~ o ~
A estas alturas el hecho de que me apasiona viajar no es novedad para nadie. El amor por viajar lo traigo desde que tengo uso de razón. Mi abuelita siempre me cuenta como me emocionaba de subirme a un avión desdes los 3-4 años, y yo claramente recuerdo que jugaba con mis Barbies situando todas mis pequeñas e imaginarias Barbie-aventuras en ciudades como París y Nueva York. Así que creo yo que nací con la pasión por viajar y vagar por el mundo ya instalada.
Lo que si no traigo de nacimiento es la habilidad natural para empacar eficientemente. Tengo una ligera tendencia -léase fuerte compulsión- por sobreempacar. Cada vez que surge un viaje, fantaseo con poder teletransportar todo mi clóset por arte de magia al lugar al que voy. Dicha fantasía se ha vuelto aún más recurrente desde que las aerolíneas decidieron empezar a cobrar por el equipaje. No es tanto que odie el acto físico de empacar, sino la ansiedad de tener que decidir que me voy a poner por adelantado lo que realmente me estresa. Generalmente escojo que ponerme de acuerdo a mi humor, el cual por supuesto es muy díficil de predecir días antes, así que es por esto que me gusta empacar, mmm, opciones.
Durante mucho tiempo, mi técnica para empacar consistió de echar cosas a mi maleta casi casi al azar, sin planear ningún outfit en específico. Sin embargo, esto dificultaba lograr armar un outfit justo como me gustaría. Siempre terminaba encontrando que había dejado en casa el par de zapatos o el collar perfecto para complementar cierto look. Así que en años recientes comencé a planear cada detalle, de pies a cabeza, de cada outfit que llevo conmigo, incluyendo un look de día y un look de noche para cada día del viaje, además de todo lo extra que me quepa en la maleta sin pasarme del peso límite. Este proceso a veces es hasta divertido, especialmente cuando ya conozco las ciudades que visitaré. No obstante, de vez en cuando aún termino frustrada una vez que ya estoy en mi destino y descubro que por alguna razón lo que empaqué no va con mi humor.
En esta ocasión sin embargo, es un tipo de viaje diferente. Voy a un país nuevo para mí, a una ciudad que no conozco, y me quedaré ahí 7 semanas. De hecho, esta situación no me he es totalmente ajena, ya he estado en ella antes. Cuando tenía 20 años, decidí hacer un viaje de mochilazo por Europa Occidental, por 2 meses, yo sola y cargando conmigo ropa suficiente para sólo una semana en mi mochila de 10 Kg…pero esa historia se las contaré despúes. La diferencia entre ese viaje y éste, es que ahora sí me importa mi apariencia! No estoy hablando de obsesiva vanidad, sólo del simple deseo de lucir presentable. Es decir, para mi viaje a Europa ni siquiera empaqué pinzas para la ceja…ay la vergüenza de recordar mi tupida ceja…pero se le pasan ese tipo de cosas a uno cuando se tiene 20 años, no?
El caso es que me tiene histérica esto de empacar para Canada ya que obviamente no puedo planear un outfit para cada día que voy a estar ahí, pero tampoco quiero terminar poniéndome las mismas cosas una y otra vez todas las 7 semanas. Así que el reto está en descifrar a que piezas les puedo sacar el mayor número de combinaciones cuando las mezcle. Tengo 5 días para hacer mi selección, y más que nunca necesito empacar inteligentemente, sobretodo porque no habrá lugar para extras y sobrepeso, un pensamiento que casi me provoca un ataque de pánico cuando me viene a la mente.
Creo que lo que realmente estoy tratando de decir es, porfavor, si tienen algún truco o consejo para empacar sabiamente, soy toda ojos y me encantaría leerlos. No sean tímidos y compartan sus ideas dejando un comentario aquí abajo o si prefieren, pueden mandarme un correo electrónico a abril@abrilscorner.com. Realmente se los voy a agradecer!